domingo, 18 de enero de 2009

El Amor y la Ciencia

"En un domingo de periodicos normal" (como diría el gran Calamaro) me encontré un artículo de los que dan tema de conversación. Y que recomiendo leer, por supuesto, como todo lo que escribe Javier Sanpedro (os dejo el enlace: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/amor/quimica/algo/amistad/elpepusoc/20090118elpepisoc_2/Tes)

El caso es que se analizaba el amor y la fidelidad desde el punto científico, lo cual le da un cariz algo surrealista a los asuntos amorosos del día a día (propios y ajenos, por supuesto). Se me ocurre destacar alguno de las partes del artículo. La primera cita que me ha impresionado es la forma en que se define el amor y las fases en las que puede ser dividido:

La antropóloga Helen Fisher (...) defiende una definición tripartita del amor. Primero el impulso sexual indiscriminado, una fuerza autónoma que desata la búsqueda de pareja en cualquier acepción del término; luego la atracción sexual selectiva; y por último el cariño, el lazo afectivo de larga duración que sostiene a las parejas más allá de la pasión.

Evidentemente hay gente que no encuentra el segundo paso y se pasa toda su vida en el primero. Esta sería la curiosa la definicion científica del "soltero de oro". ;-)

Otra de las partes interesantes se centra en el segundo paso, el de seleccion de la pareja (no para el impulso sexual sino para formar una pareja estable) y dice lo siguiente:

"En la mayoría de las especies el ritual de elección de pareja dura minutos u horas, como mucho días o semanas; en los humanos, esa fase temprana de intenso amor romántico puede durar de 12 a 18 meses" [afirma Fisher un científico estudiosos del tema]. Un año y medio para elegir pareja, ya está bien con el ritual de cortejo."

No está mal año y medio, peeeeeeero todos conocemos casos de novios de más de 5 años que sólo necesitan un mes de convivencia en su recién estrenado nido de amor para darse cuenta del tiempo que han perdido con la persona equivocada. Está claro que la evolución aún no ha perfeccionado lo suficiente este proceso de selección.

Si quereis saber algo más sobre el tema os recomiendo leer un poco más en el propio artículo y sobre todo la ligera y curiosa diferencia entre el topillo de la pradera fiel, familiar y romántico (Microtus ochrogaster) y su primo el topillo de la montaña (Microtus montanus) un picaflor mujeriego que organiza bacanales en las madrigueras... Os pongo unos dibujos de ambos bichejos:


A la izquierda el topillo santo (suponemos que el dibujo lo sitúa en su hogar) a la izquierda el topillo golfo (como no de ronda por el bosque buscando unas "chatis")

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